Como orgullosa newyorkina que es, Donna Karan lanza este perfume con forma de rascacielo en 1999, y al igual que la Gran Manzana.
La única fragancia que posee la credibilidad, la autoridad y el estilo para comunicar la energía y la electricidad de Nueva York. Al igual que la ciudad, es intensa, diversa y sin límites. Siempre en movimiento. Embriagadora y adictiva.
En la salida: un acorde energético mezcla de sanguina empapada en vodka helado y hoja madura de tomate cherry. En el corazón: un acorde embriagador a base de nenúfares amarillos, orquídeas de coral y narcisos. En la base: un acorde sensual a través de abedul blanco y corteza de tulipero.